Revista Musical Chilena 222 (2014), pp. 212-113
Por Antonio Tobón Restrepo


Ensemble Iberoamericano.
Winnipeg. Música y exilio. Chamber music by Xavier Benguerel, Manuel de Falla, Fernando García and Ramón Gorigoitia.
CD. Leipzig: GENUIN Classics. GEN13281, 2013. Tiempo total: 58’42’’.


Ocurre en este disco un itinerario que nos conduce por impresiones sonoras sobre un tipo muy concreto de dislocación que, a fin de cuentas, ha sido fundamental en el desencadenamiento de la música contemporánea. Condicionado por los choques entre concepciones diferentes de lo político, social y económico, en momentos históricos donde se tornan irreconciliables las disputas por el poder e imposición de una concepción exclusiva, hicieron de ese cambio no solo la separación forzada de los derrotados de esas tierras donde vivían y de con quienes allí convivían. El exilio (nos enseña este disco) además de mover traumas como el desarraigo, la añoranza y anhelo de lo perdido o la pérdida de la libertad de expresión, reactivó lazos internacionales de apoyo mutuo entre artistas, y generó tramas artísticas basadas en el descubrimiento de otras maneras de expresión, de otras culturas. Así, el conocido caso del buque Winnipeg, el emblemático ejercicio de auxilio a los refugiados españoles de la guerra civil gestionado por Pablo Neruda, es escogido no tanto porque los compositores presentados en este disco hayan viajado en él, sino por ser un ejemplo generador de la reflexión musical sobre la migración –voluntaria y forzada– en contextos de conflicto político. En tal sentido aparece como una metáfora que alude a la música de estos compositores como nave para esas nuevas tramas iberoamericanas, formadas en la dislocación.

Ramón Gorigoitia, chileno radicado en Alemania, fue encomendado por la Organización Musical Iberoamericana, ente que sostiene al Ensemble, para componer la obra que inicia este proyecto de reflexión musical sobre el exilio. Winnipeg, convenientemente titulada, además de ser la obra más reciente incluida aquí, también es, por consecuencia, la que trata más de un modo directo el acontecimiento histórico de auxilio a los exiliados españoles. Así, en esta pieza hay un orden episódico claro, que es reforzado por el uso de “fuentes históricas” (p. 25) como las voces de Neruda y Alberti recitando sus poemas o fragmentos de estos, que sirven para denunciar y anunciar la llegada de la guerra. Todo esto sobre una textura sonora protagonizada por las cuerdas y los vientos donde se produce una atmósfera entre tétrica y de incertidumbre, que nos sugiere lo español en la aparición esporádica de unas castañuelas y la guerra en las frases melódicas cortas y muy rítmicas de los instrumentos. Luego, la reconstrucción de un diálogo entre dos hombres que discuten sobre la oportunidad de embarcarse y que destacan sus cualidades como obreros, ante un Neruda obvio pero ausente de lo que oímos, y para que este los incluya como pasajeros del buque, sirve en la obra como antesala al periodo que representa la travesía como tal. Representación en la que la cinta magnetofónica alterada, la voz recitativa, las cuerdas, y el estado tétrico-incierto-conflictivo, dan paso a una atmósfera de flujo, denotada por melodías lentas que parecen incompletas enunciadas ahora sobre todo por los vientos, y sobre los que se van recitando los nombres de los pasajeros del Winnipeg. En coherencia con el planteamiento de esta pieza “como el destino de los tripulantes es incierto, la obra termina en una forma abierta” (p. 26).

Las tres piezas a continuación que forman la Fantasía dramática, para piano, flauta, clarinete, violín, violoncelo y percusión, compuesta por Xavier Benguerel (1931), duran veintiún minutos en los que, a pesar del protagonismo del piano, el Ensemble demuestra su calidad como conjunto y como intérpretes. La atención puesta a todos los detalles de la obra nos entregan cabalmente a los estados fantásticamente dramáticos propuestos por Benguerel, mediante pasajes donde se contrastan las intenciones melódicas, tímbricas, armónicas y rítmicas, aunque sin perder lo que podría parecer el tono serio-dramático de la obra. Nos parece realmente valioso conocer esta obra de Benguerel, hijo de familia exiliada de España en 1940, que inició sus estudios musicales en Chile, de la mano de Juan Orrego Salas. Benguerel retornó a España en 1954, según informa el muy completo folleto que acompaña este disco. Pero valga una observación menor sobre la fecha de composición de esta obra, ya que se nos informa que es de 2010, siendo esta fecha la de su estreno en Alemania y no la de su composición, ya que el Ensemble en Weimar lo presentó “57 años después de su estreno en un contexto iberoamericano”.

La pista seis de este disco corresponde a Nace la Aurora, obra para soprano y cuarteto de cuerdas compuesta por Fernando García en 1978 durante sus años de exilio en Perú. El carácter figurativo de la obra sobresale en toda su extensión, pero sin ser simplista ni típicamente convencional. Por el contrario, en esta García demuestra su gran capacidad para recurrir a los procedimientos vanguardistas –con los cuales se emparentó tempranamente– para conjugar el mensaje musical con el textual, que acá se desprende del poema homónimo de Neruda. Así, en Nace la Aurora oímos arcos que caen, como granos de trigo que lo hacen como hombres que caen en la lucha, a la par que melodías cortas van brotando como las espigas que crecen al germinar un nuevo día. La coincidencia del texto con el mensaje musical es contundente, pues a la par que hay un ambiente constante de tonos fijos que parecen funcionar como fondo a la manera de un cielo, sobre él sucede el movimiento melódico-atonal: “el alto cielo corre deslizando y rompiendo sus altas piedras puras [staccato en notas cortas graves, descendientes como amontonándose] contra la noche [inicia frase ligada, con nota lenta larga y aguda que denota amplitud espacial]”. Lo que es claro es que la coherencia de la textura musical con el mensaje de la voz es posible por el uso más o menos libre de timbres y tonos, y que ahí es donde reside la fuerza dramática de la obra. Igualmente, el Ensemble estrenó esta composición en 2010, y la interpretación propuesta por el conjunto es de calidad superior.

Los tres movimientos del Concerto per clavicembalo o pianoforte, flauto, oboe, clarineto, violino e violoncello, de Manuel de Falla, sirven de colofón a Winnipeg. Música y exilio. Obra que es incluida acá, a pesar de haber sido compuesta entre 1923 y 1926, mucho antes del inicio de la guerra civil española, por considerarle un referente para los compositores iberoamericanos gracias a la unidad estilística que logra Falla con el uso de fuentes tradicionales, populares y contemporáneas. Estamos en medio de una textura moderna caracterizada por los giros armónicos y las superposiciones tonales y rítmicas, como nos indica Daniela Fugellie, la autora de los textos explicativos incluidos en el librillo en alemán, inglés y español. Habrá que destacar que la relación de Falla con el exilio es la que parece menos dramática de los cuatro compositores incluidos en el CD, pues si en aquellos encontramos que este se desencadena por la abierta oposición y confrontación con los respectivos regímenes políticos, en Falla el exilio (en Argentina, desde 1939) parece más bien marcado por la no colaboración y desacuerdo con el franquismo.

Por último, dos observaciones. Primero hay que decir es de interés extremo la audición de la interpretación de tan alta calidad que hace el Ensemble Iberoamericano, bajo la dirección del español Joan Pagès Valls, que es evidente en la totalidad de este disco, y a la que no hace sombra en punto alguno la calidad de la grabación. Pero, a la luz de la temática propuesta en este disco, quizá se pudo haber incluido alguna obra de al menos uno de los tantos y tan poco conocidos músicos -españoles o americanos- tocados por el exilio a lo largo del convulso siglo XX. Seguramente en la red de cooperación de la Organización Música Iberoamericana, hay varios nombres que pudieron haber sido incorporados. Aunque nos habría gustado que así fuera, ya que completaría la mirada sobre esta relación entre música y exilio, este “pero” no resta magnitud al valor de esta edición propuesta por el Ensemble. Lo que hace es dejarnos atentos a que más adelante nos concedan nuevamente una dicha como esta, la de tener la oportunidad de oír en calidad excelente algo de la obra de compositores iberoamericanos.

Antonio Tobón Restrepo
Historiador y musicólogo, Colombia
antonio.tobon@gmail.com